Las
leyendas sobre pueblos y ciudades abandonados tienen unas veces inspiración
histórica y otras no pasan de ser simples fábulas. Rumbo, la agencia de viajes
on-line líder en ventas, ha reunido seis destinos marcados por el sino de
‘ciudades fantasma’ donde los viajeros más curiosos podrán hacer volar su
imaginación. Hoteles
disponibles a partir de 40 euros.
Quienes
quieran ahondar en la historia de España encontrarán en Belchite (Zaragoza) el escenario de la
histórica batalla donde republicanos y nacionales se enfrentaron por el control
de Zaragoza en el verano de 1937. Un lugar de silencio y muros dormidos donde,
como casi siempre, los civiles se vieron injustamente atrapados. El Arco de San
Roque (restaurado), las trincheras, la Iglesia de San Rafael y los versos
escritos por familiares de las víctimas emanan silencio y recuerdan una guerra
que nunca debió ser.
La Matanza
de Oradour-sur-Glane, un pueblo
acogedor y apacible del medio rural francés, fue el resultado del ataque de
las SS aelmanas contra los civiles de indefensos de esta comuna francesa en
junio de 1944,
mientras tenía lugar la Batalla de Normandía en la Segunda Guerra
Mundial. Los asesinatos, el pillaje y los incendios dejaron destruidos la mayor
parte de sus edificios e infraestructuras. Sólo un grupo de madres y sus hijos, lograron
escapar por el desagüe a la cercana Abadía de Munch. Los supervivientes
permitieron una reconstrucción de los hechos
Varosha es una ciudad fantasma desde
hace casi cuatro décadas. Hasta 1974 (cuando el ejército turco invadió Chipre)
era un conocido resort de vacaciones pero hoy sus 33 hoteles siguen abandonados,
las sombrillas de las playas están esparcidas por la arena y algunas mesas
siguen servidas. Sus habitantes pensaron que volverían a casa en unos días, pero
los turcos vallaron la ciudad y prohibieron la entrada bajo pena de arresto. No
hay acuerdo a la vista sobre esta zona, que sigue congelada en el tiempo.
Kayakoy (al suroeste de Turquía) fue un
pueblo de habla griega y cultura cristiana hasta bien entrado el siglo XX. Los
sucesivos terremotos y el acuerdo de intercambio de población firmado por los
Gobiernos turco y griego en 1923 redujeron la presencia humana al mínimo. En las
últimas décadas, Kayakoy se ha convertido en lugar de paso de turistas a Fethiye
y ha resurgido la artesanía. Alrededor de 500 casas se mantienen bajo la
protección del gobierno turco, hay un museo privado, una fuente del siglo XVII y
fue adoptada por la UNESCO como Ciudad Mundial de la Paz y la
Amistad.
Craco, en Italia, permanece abandonada
desde 1975, cuando los terremotos destruyeron la mayor parte de las casas. La
ciudad estaba situada sobre una falla geológica que no resistía los temblores. A
pesar de estar en ruinas, hoy Craco forma parte de un pequeño circuito turístico
que permite recorrer sus calles, admirar sus antiguas casonas señoriales,
explorar antiguas iglesias, disfrutar del silencio o localizar exteriores para
una película de fantasmas. A propósito, allí se rodó en 2009 “Basilicata coast to
coast”.
El
declive de la minería a mediados del siglo XIX convirtió Bodie (California) en un despoblado. La
ciudad debe su nombre a William Bodey, un aventurero que en 1859 encontró allí
una veta de oro y dio lugar a su apogeo. En los mejores tiempos, sus minas
rendían varias decenas de miles de dólares semanales y proliferaron los salones,
restaurantes, iglesias, salas de ópera, bancos, escuelas, periódicos… con su
dosis de asesinos y pendencieros, al más puro estilo del lejano oeste. Tras la
2ª Guerra Mundial, la ciudad quedó vacía. Hoy su historia se recrea en un museo
y a través de paseos turísticos a las antiguas minas.
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